La tristeza oculta
en la risa exacerbada
y el canto remoto.
La melancolía aprehendida
con fuerza
desgarrando a cada nota
de una voz no gastada
pero sin creces.
Ocultábamos
bajo las canciones
las penas inmanentes
que salieron a flote,
porque todo por desecho
flota
en los licores de
los placeres efímeros.
Se confunden desde siempre
tan distinguidos.
Y si por cantar yo canto
por mi voz que desea callar
los dolores
sin hacerse cargo.
Entonces alzo
los acordes de una guitarra
afinada a medias
Escribo
los poemas de las medias tintas
y canto
y canto
Y ella grita!
por hacerse escuchar.
Algo hay ahí que no nos deja olvidar
aquella cuestión banal de los ratos
de placer
y por efímeros
se ahogan en estos acordes
de palabras
porque...
¡¡SILENCIO!!
Ella aun no ha terminado
de cantar
su historia!
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