jueves, 17 de noviembre de 2011

Amores cotidianos.Transportes de imprevisto

El encuentro.Subirme al colectivo sin más. Asiento. Dos palabras de simpatía cruzadas con los extraños, comentario vanal sobre el colectivo : temática unificadora.

y sentir que las luces son cálidas, entran por la tarde que se escapa en las ventanas. Son cálidas como la mano de la chica nívea que ahora acaricia mis dedos sorprendidos.
sé que me sonríe incluso aunque no pueda verla. Porque solo puedo sentir con mis manos, los dedos, las luces, el imprevisto, el deseo, la pulsión de
volver mis ojos a los ojos
........................................... y dejar de sentir las manos
........................................... la vista
........................................... y sonreir

sentir la empatía inicial en subida.
Increscendo.

La piel tan blanca
el vestido tan negro
el tacto tan suave
las cosas bellas que la
hacen mujer
Y dejar de sentir por un instante
en planos

de manos
ojos
boca

y dar nuestras bocas al encuentro.

Y es que de manera evidente me pregunto si acaso
todas deseamos impacientes ser la joven del colectivo encontrada
con la manifestación de unos dedos imprevistos.
Como si todas aguardaran. Como si todas ignoraran que ellas mismas

son la chica del vestido negro

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